Jesús no es el Cordero Pascual redentor de Isaías

Jesús
no es el Cordero Pascual redentor

de Isaías

En este artículo sigo analizando las raíces teológicas de toda la estructura dogmática de la Iglesia católica. Repito algunas cosas de artículos ya publicados, pero añado nuevas reflexiones. La teología católica tiene un armazón muy fuerte, que se fue construyendo y consolidando a lo largo de la historia del cristianismo.
A lo largo de esa historia fueron surgiendo rebeliones intelectuales y de fe, que obligaron a la jerarquía católica a refinar cada vez más sus artículos de fe y sus dogmas.

De esa manera, fue creando un armazón en torno al mensaje de Jesús, que lo fue oscureciendo cada vez más, aunque lo sigue manteniendo dentro de ese armazón. Lo envolvió en sus dogmas y lo ató con detalladas normas sobre la vida cotidiana de los cristianos.

Recuerdo los sermones de Semana Santa en tiempos no muy lejanos, que atemorizaban a los creyentes con imágenes horribles sobre el Infierno y sobre multitud de pecados que podían desembocar en él tras la muerte. El creyente tenía normas religiosas que cumplir desde que despertaba de su sueño por la mañana hasta que se dormía por la noche. Se Extendía la sensación de “pecado” por todas partes, la necesidad de confesarse ante un sacerdote, y la sensación de que el Cielo y el Infierno estaban en sus manos.

No voy a entrar en las persecuciones de emperadores romanos ya cristianos contra infieles o paganos, que se resistían a la conversión. Tampoco, en las sangrientas cruzadas aprobadas y bendecidas por los Papas o en la criminal conducta de la Santa Inquisición.

La historia de la Iglesia Católica no es tan santa como nos la presentan sus jerarcas. Por eso, voy una y otra vez a sus raíces, para esclarecer por qué fue llegando a esas situaciones y poder mostrar cuál es la esencia liberadora del mensaje de Jesús. Quiero resaltar la sencillez y el poder de este mensaje a pesar de la manipulación que se ha hecho con él a los largo de la historia del cristianismo y, principalmente, por la Iglesia Católica.

Jesús no es el cordero pascual redentor del profeta Isaías.Pecado y redención en la Iglesia Católica
La aplicación a Jesús de la imagen del cordero en Isaías fue una manera de poder entender sus discípulos judíos por qué Jesús, siendo inocente, murió en la cruz.
Hay que separar el mensaje de Jesús de la interpretación a posteriori del sentido sacrificial y redentor a de su muerte.
La interpretación de la muerte de Jesús como sacrificio redentor es una forma de contradecir el mandamiento divino de “no matarás”.
Atribuir a la muerte de Jesús un valor redentor de toda la humanidad es una forma de justificar su asesinato. Si no lo hubieran matado, no tendríamos redención de nuestros pecados. Luego, de una forma u otra tendría que ser sacrificado.
Dios Padre no quiere el sacrificio de Jesús.
Matar para salvar no parece una opción muy humana
ni tampoco un plan divino del Dios Padre y misericordioso de Jesús.

 

La visión de la muerte de Jesús como un sacrificio necesario para la redención de la humanidad no supera la visión de los mayas y de otras religiones, que consideraban que era necesario ofrecer a Dios sacrificios humanos, para reparar las ofensas de su gente o para regenerar la armonía del Universo roto por la conducta de su pueblo.

La actitud Yahvé en el relato del Sacrificio de Isaac por su padre Abraham es de total rechazo a la costumbre de sacrificar a primogénitos humanos de algunos pueblos cananeos circundantes de entonces (Ex. 13, 11-16). Esa costumbre se cambia con Abraham y en lugar de primogénitos humanos, se sacrificarán primogénitos animales.

Antes de la salida de Egipto Dios ordena a Moisés el sacrificio de un cordero y que se marcase con su sangre los dinteles de las puertas de los israelitas, para que el ángel exterminador de la última plaga pasara de largo.
Este evento, conocido como la Pascua, simboliza la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud que sufría en Egipto. Desde entonces, los israelitas celebran la Pascua, ofreciendo el sacrificio de un cordero o de otro animal, como palomas, por ejemplo. Es la fiesta central del judaísmo actual, que dura siete días.

Hasta aquí, Dios pide y acepta sacrificios, pero no de seres humanos.

El profeta Isaías da un nuevo sentido al sacrificio del Cordero Pascual.
Se trata de un cordero que se deja sacrificar sin dar muestras de queja alguna. El sentido de su sacrificio es reparar ante el Señor los muchos pecados de su Pueblo Elegido. No se trata ya de una rememoración de la salida de Egipto. El sacrificio de esta víctima inocente tiene ahora un sentido redentor. Un cordero inocente paga por los pecados de los hebreos.

Lo arrancaros de la tierra de los vivos,
Por los pecados de mi pueblo lo hicieron (Is. 53, 8).

Me parece importante destacar que, según Isaías, el Señor Dios ofendido exige una reparación de las ofensas recibidas. Se trata de una actitud justiciera del Dios de Israel. Exige ese sacrificio.

El Señor quería triturarlo
Con el sufrimiento (Is. 53, 1º)

¡Qué actitud tan diferente de la del Dios como Padre que presenta Jesús ¡
Es importante destacar estor detalles, para analizar la aplicación que los primeros cristianos judíos hicieron de la imagen del cordero inocente de Isaías al caso de la muerte de Jesús en la cruz.

La teología cristiana dice que el Cordero de Dios (Agnus Dei) se refiere a Jesús como víctima ofrecida en sacrificio por los pecados de todos los hombres, a semejanza del cordero que era sacrificado y consumido por los judíos durante la conmemoración anual de la Pascua, pero encarnando la imagen del siervo inocente, que muere mansamente sin ofrecer resistencia para la redención de nuestros pecados (Juan l1:29, 1:36). La idea del cordero inmolado también es central en el libro del Apocalipsis (Cap. 5 y 7).

La celebración de la Eucaristía en la Iglesia CatólicaLA EUCARISTÍA CATÓLICA. OTRA VALORACIÓN tiene el sentido de rememoración del sacrificio redentor de Jesús muriendo en la Cruz.

Jesus-y-el-Cordero-Pascual Jesús no es el Cordero Pascual redentor de Isaías
Jesús como el Cordero Pascual de Isaías. Una interpretación judío-cristiana.     …………………………

Resumiendo
1-En un primer momento, los israelitas sacrifican un cordero por orden de Yahvé, para que marquen con su sangre los dinteles de las puertas de sus casas con el fin de que el ángel exterminador las identifique y pase de largo en su actividad exterminadora.

Una vez libertados de su esclavitud en Egipto, ofrecen el sacrificio del cordero pascual como agradecimiento por haberlos liberado de la esclavitud en Egipto.

2-En un segundo momento, Isaías da a ese sacrificio un sentido redentor: El cordero inocente que es sacrificado para redimir a Israel de sus pecados.

3-En un tercer momento, los cristianos identifican el Cordero Pascual con Jesús de Nazarez y dan a su muerte un sentido redentor universal. En la idea de redención se mantiene la idea de liberación que se incluía en el primer sentido que le dieron los judíos. En el primer sentido, se refería a la liberación de la esclavitud en Egipto. En el segundo y tercer sentido, se refiere a la liberación de la esclavitud del pecado, primero de Israel y, después, de toda la humanidad en el sentido cristiano.

 

Reflexión
¿Esta interpretación de Jesús como víctima pascual ofrecida a Dios para redimirnos no es una justificación de los sacrificios humanos en otras religiones como la de los primogénitos antes de Abraham o la de los mayas, aztecas e incas? ¿Es como decir que Dios acepta o incluso exige sacrificios humanos?

Me parece que eso no se corresponde con la imagen que Jesús trasmitió de Dios como un Padre misericordioso, que perdona generosamente a sus hijos descarriados sólo con que se arrepientan y sin exigir ningún tipo de ofrenda sacrificial para reparar sus ofensas.

Los primeros teólogos cristianos, que eran judíos, no supieron desembarazarse de la tradición judía del cordero pascual, ofrecido como sacrificio sangriento en reparación de los pecados de Israel.

Era una forma apologética de defender que Jesús era el Mesías esperado y el verdadero redentor de la humanidad. Sin embargo, la imagen de un Padre que perdona generosamente no exige ningún tipo de redención.

En este punto, el Corán es más acorde con esa imagen de Dios: No admite que nadie pague por los delitos o pecados de otro. Tampoco el hinduismo admite ningún tipo de redención por el sacrificio de un inocente. Cada uno ha de redimirse a sí mismo mediante el ciclo de reencarnaciones por las que ha de pasar hasta conseguir una conducta predominante buena: el karma al final la última reencarnación ha de ser positivo. Las obras buenas han de superar el peso de las obras malas.

En el Evangelio de Jesús no se exige ni sacrificio humano ni redención alguna. Vuelvo a recoger el texto del evangelista Mateo, en su imaginación de la Segunda Venida de Jesús para juzgar al mundo. Dice así:

Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria. Todos los pueblos serán llevados a su presencia y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha:

“Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a verme”.

Entonces los justos le responderán: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos emigrante y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?

Y el rey dirá:

“Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.

Luego dirá a los de la izquierda:

“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no medisteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui emigrante y no me acogisteis, tuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.

Juicio-Final-cristianismo Jesús no es el Cordero Pascual redentor de Isaías
El llamado “Juicio Final” de Jesús en su supuesta Segunda Venida, (Mat. 25, 31-46) (Imagen Wikipedia).                                       …………………………….

Entonces, responderán también ellos: “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento o emigrante o enfermo o en prisión y no te asistimos?”

Y él les contestará: 

“Os aseguro que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco lo hicisteis conmigo”.

Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.
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En este Juicio Final, Jesús no habla en absoluto de que para salvarse es necesario ofrecer a Dios sacrificio alguno. Su Padre no exige ningún sacrificio redentor. Solo se tiene en cuenta el comportamiento con los demás y, preferentemente con los más necesitados de la sociedad.

Las palabras de Jesús en el Juicio Final se confirman con estas otras también suyas:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos echado fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Y entonces les dirá: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa, y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las cumple, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina. (Mat. 7, 21-28).

Conocí a un director espiritual en un seminario católico, que pedía a los seminaristas que rezaran al menos una hora al día para empezar, aparte de la misa y demás oraciones comunitarias; pero que luego buscaran alcanzar las dos horas, y luego las tres …, en abierto contraste con las anteriores palabras de Jesús. Se fomenta el rezar más y más. Se multiplican las imágenes de santos rezando. Se fomentan más y más procesiones. Hay que oír misa todos los domingos y fiestas de guardar; confesarse con frecuencia y recibir la Santa Comunión, al menos, una vez al año. se celebran novenas en las que se intensifica más la oración. Se pide que la familia cristiana rece a diario el Santo Rosario, … Rezar y rezar.

Rezar no es malo. Es bueno, si va acompañado de las buenas obras y depende de cómo sea la oración. Una oración egoísta, que busca poner a Dios al servicio de nuestros intereses y necesidades no es una buena oración, Abundan las oraciones pedigüeñas en toda la liturgia de la Iglesia Católica; pedir y pedir.

Por eso creo que las oraciones de los cristianos necesitan des-ritualizarse, hacer más sencilla y directa la relación creyente-Dios; más centrada en la Naturaleza en cuanto palabra de Dios, y menos pedigüeña. Según Jesús, el Padre sabe muy bien lo que necesitamos.

Lo más generoso, por nuestra parte es decirle que se haga su voluntad, aunque sea muy dolorosa para nosotros. Y es que el Padre-Dios no es un curandero, ni un médico, ni seguramente que le gusten mucho los milagros, que tantas veces le pedimos, porque van contra sus sabias leyes de la Naturaleza. “El tiempo de los milagros ya pasó”, dice el chamán Angaangaq en su libro Escucha la voz del hielo.

Sin embargo, Alí Jamenei (Irán) pide a Alah que le ayude en la guerra contra Israel. Netanyahu le pide a Yahvé que le ayude a ganar la guerra con Hamas, Hezbola, los uthíes e Irán. Todos rezan con gran intensidad, para que El entre en guerra a su favor. Oración, sí. Oración egoísta, mejor no. Dios-Padre no es un guerrero.

Oración

Yo te alabo, Señor, por toda tu maravillosa Creación.
No te pido favor alguno.
Solo quiero que se haga tu voluntad.
Si se hiciera, no habrá más guerras.
No habrá injusticias ni envidias.
Todos tus mandamientos se cumplirán.
Y en la Tierra, tu cósmico jardín, habrá para todos felicidad. (Avelino)
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