La felicidad
y sus opciones
La felicidad y sus opciones es un tema que ha preocupado a todas las religiones y también a la Filosofía ya desde sus orígenes.
El ser humano lleva muy dentro de sí el deseo de felicidad. Ha soñado con alcanzarla de mil maneras. Todas sus religiones intentan satisfacer ese deseo creando paraísos y utopías. Entre ellos destacan los paraísos escatológicos, que se sitúan generalmente en el Más Allá tras la muerte. Movido por ese deseo crea también utopías a realizar en esta vida. Piénsese en T. Moro, en Campanela, en el Paraíso Comunista, etc.
Es un hecho evidente el que todos buscamos la felicidad. Pero, en la vida real, hay muchos tipos de felicidad. Depende de qué apetencias se busque satisfacer. Todo el mundo conoce el término “felicidad”. Todos buscan algún tipo de felicidad. Si hiciéramos una mesa redonda sobre el tema, cada uno de sus miembros tendrá alguna idea de lo que es.
En la discusión sobre el tema se oyen opiniones de todos los colores. El confusionismo sobre el concepto exige un análisis de los distintos contenidos que se presentan. Mi análisis me da el siguiente resultado. Se pueden distinguir tres tipos:
1 La felicidad de orden material y sensible: comer y beber, sexo, riqueza material, etc.
Este sentido de felicidad tiene muchos candidatos. La infelicidad llega cuando escasean los medios para pagar el gasto, cuando se cae enfermo o llegas a la vejez y ya no puedes comer lo que deseas. Es una felicidad intermitente, a trozos, porque no puedes estar permanentemente comiendo lo que se te apetece. Es muy a corto plazo.
La felicidad puesta en las riquezas. Se trata de tener mucho dinero en el sentido que se le quiera dar. Hay muchos tipos de riqueza material. Es un tipo de felicidad que siempre está manca, porque el rico siempre quiere tener más. Su permanente insatisfacción contamina su felicidad. Es un eterno insatisfecho. Le encanta el poder del dinero, pero éste le crea muchas inquietudes. Sin darse cuanta se convierte en su esclavo. La libertad que la da la riqueza en su entorno social es contrarrestada por la esclavitud inconsciente a la que se ve sometido.
Su riqueza produce muchas envidias, que se convierten en verdaderos enemigos. La riqueza hay que protegerla y eso implica entrega y sumisión constante. El dinero es el verdadero dueño del rico y no el rico, dueño de su dinero. El poder del dinero se transforma a todo tipo de comodidades a las que la gran mayoría de la gente no puede llegar. Crea grandes palacios y otros tipos de moradas, que después de cierto tiempo quedan abandonados. Produjeron una felicidad temporal al que los construyó y a los que los heredaron. Sion embargo. A lo largo del tiempo, ahí los tenemos, abandonados y en ruinas.
Fueron muchos miles los que en su día acumularon grandes riquezas materiales para ser felices en este mundo. hubo tiempos en los que, cuando ya se les acerca la muerte, algunos que se consideran cristianos las donan a la Iglesia, para que le sean perdonados sus pecados y conseguir así la felicidad eterna en el Más Allá. Mueren creyendo que con el dinero se puede comprar todo, incluso la felicidad eterna.
Hay miles de donaciones con esta finalidad cuyos documentos se guardan en los archivos eclesiásticos.
Según esta mentalidad, quien sea pecador (que todos los somos) y sea pobre o sin suficiente riqueza para comprar la felicidad eterna, seguirá siendo pobre y desgraciado también después de morir. Hasta ahí puede llegar la necedad del poderoso rico. Pero, para su desgracia, ese paraíso no está en venta.
Sin embargo, la misma Iglesia colaboró a esa mentalidad aceptando esas donaciones y concediendo el perdón correspondiente. Por ese camino, llegó a acumular inmensas riquezas de todo tipo. Pero no necesitaba en absoluto aceptarlas a cambio del perdón, si tenemos en cuenta que, según su propia teología, el pecador que se arrepiente ya es directamente perdonado por Dios. El perdón, al menos por parte de Dios, no está condicionado a ningún tipo de donación.
Fueron otros tiempos, pero están ahí como parte de una historia, que denuncia la pecabilidad de la Iglesia por muy santa que la quieran presentar. La expresión “Santa Iglesia Católica” se repite a diario por sus jerarcas, como si ellos no fueran los responsables de sus peores desvaríos.

2 La felicidad espiritual transitoria
Un ejemplo es el de la felicidad puesta en el triunfo deportivo. El premio material o la medalla que recibe es un premio a su esfuerzo, pero el mejor premio es el de su felicidad interior. Es una felicidad muy justa para el que triunfa, porque le ha exigido muchos sacrificios para llegar hasta esa meta. Es, por otra parte, una felicidad muy pasajera, aunque deja una sensación de satisfacción que puede durar mucho tiempo: ¡Soy campeón de tal o cual deporte!
La felicidad de la fama: Tiene un amplio abanico de aplicaciones: ser protagonista de una película, ser un gran pintor o novelista, un descubridor de nuevos mundos o de hallazgos científicos. Es una felicidad más duradera. Su nombre permanecerá en la memoria de la sociedad. Hasta aquí la buena fama. Pero también existe la mala, como la del emperador romano Nerón. Su fama es condenatoria. Se le recuerda como un gran criminal. Se trata de una felicidad fallida. No fue buscada por el buen camino.
La felicidad de alcanzar y poseer el poder político. La felicidad de mandar sobre los demás, que con tanta frecuencia deriva en el endiosamiento. Como en el caso del rico, la felicidad del jefe político está siempre bajo la amenaza de los que aspiran al mismo poder. Es una felicidad muy vigilada, siempre amenazada. Va acompañada de la infelicidad del temor a perderla.
Es evidente el que muchos son los que buscan la felicidad en algo meramente temporal. Nunca van más allá de la vida en esta Tierra. Es una felicidad meramente transitoria y que siempre pide más, porque no acaba de llenar su apetito.
3 La felicidad espiritual permanente
No excluye la felicidad de disfrutar con la familia y los amigos, ni de la buena fama. Pero el que las disfruta es consciente de que esas felicidades, aunque buenas, son meramente transitorias.

La describe muy bien Ennio Séneca. Para él como para San Agustín, por ejemplo, esa felicidad ya tiene su comienzo en esta vida. Este gran filósofo español insistió en describir en qué consiste la felicidad, que trasciende el bullicio de la sociedad y de todos sus placeres y preocupaciones.
Contra el hedonismo reinante, enseñó otro camino hacia la felicidad interior de la persona: la fortaleza mental, la vida interior y el autodominio, la aceptación de la vida tal como es, incluida la muerte. La virtud es el camino hacia esa felicidad, que no es fácil de alcanzar. Requiere esfuerzo.
La Ciudad de Dios de S. Agustín tiene en este mundo su parte correspondiente. No sólo es celestial, sino también terrena. En ella se muestra cuál es el final de las dos opciones de la búsqueda de la felicidad desde una perspectiva cristiana: una felicidad eterna o un sufrimiento eterno.

Los tipos de felicidad material y espiritual transitoria, a la larga, dejan un vacío que pone en evidencia el que el deseo humano de felicidad no queda plenamente satisfecho. Y es que el deseo de felicidad no tiene límite y nada de lo finito lo puede satisfacer plenamente.
El hombre, para ser feliz, busca satisfacer todas sus apetencias. Busca esa satisfacción en multiplicidad de cosas. Tiene muchas esperanzas. Entre todas ellas está la de alcanzar una felicidad plena y sin límite temporal. Es la esperanza de todas las esperanzas en esta vida y en el Más Allá.
Pero esa esperanza no no se ve satisfecha plenamente en esta vida terrena. Por eso, la busca en un Más Allá y la quiere asegurar ya en el Más Acá. Pero el Más Allá está totalmente en manos de la Divinidad, cualquiera que sea su nombre.
4 La felicidad de los paraísos finales o escatológicos.PARAÍSOS Y UTOPÍAS. UNA CLAVE ANTROPOLÓGICA
En todos los Paraísos Finales, aquellos de los que ya no hay retorno, se promete una felicidad eterna, si se cumplen ciertos ritos y se ofrecen sacrificios de todo tipo, incluidos los de seres humanos, a la Divinidad o divinidades correspondientes.
Para que esa promesa se cumpla, es necesario seguir un determinado camino de comportamiento marcado por cada religión. Se requiere una fe religiosa concreta en el Dios o dioses de esa religión. Se requiere, además, adecuar la propia conducta a una moral en la que se determina cuáles son las buenas obras y las malas. En toda moral sólo se ofrecen dos caminos: el del bien y el del mal.
Somos libres y no tenemos más alternativas que escoger entre el bien o el mal, la buena o la mala conducta. Nuestras pasiones con demasiada frecuencia, aunque sepamos cual es el buen camino, nos impulsan a escoger el malo, seguramente porque nos da una felicidad a corto plazo.
El gran camino hacia esa felicidad eterna es el del amor, que se fragua en esta vida y se culmina en la vida eterna tras la muerte.
Canciones de amor
El amor aparece en todas las formas de expresión del ser humano. Es seguramente uno de los temas más cantados. Son miles las canciones que cantan al amor, tanto religiosas como no religiosas.
Una de las canciones más aplaudidas sobre el amor hombre-mujer es la titulada Yo te amaré siempre.
I Will Always Love You
Yo te amaré siempre
(Canción de Whitney Houston ‧ 1992)
Si debería quedarme,
If I should stay
solo estaría en tu camino
I would only be in your way
Así que iré, pero lo sé.
So I’ll go, but I know
Pensaré en ti en cada paso del camino.
I’ll think of you every step of the way
Y siempre te amaré.
And I will always love you
Siempre te querré.
I will always love you
Tú
You
Cariño, tú, mm-mm
My darling, you, mm-mm
Recuerdos agridulces
Bittersweet memories
Eso es todo lo que me llevo
That sa ll I’m taking with me
Así que adiós, por favor no llores.
So goodbye, please don’t cry
Ambos sabemos que no soy lo que tú necesitas
We both know I’m not what you, you need
Y siempre te amaré
And I will always love you
Siempre te querré
I will always love you
Espero que la vida te trate bien.
I hope life treats you kind
Y espero que tengas todo lo que has soñado
And I hope you have all you’ve dreamed of
Y te deseo alegría y felicidad.
And I wish you joy and happiness
Pero sobre todo esto te deseo amor.
But above all this, I wish you love
Y siempre te amaré
And I will always love you
Siempre te querré
I will always love you
Siempre te querré
I will always love you
Siempre te querré
I will always love you
Siempre te querré
I will always love you
Yo, siempre te amaré
I, I will always love you
Tú
You
Cariño, te amo.
Darling, I love you
Ooh, siempre, siempre te amaré
Ooh, I’ll always, I’ll always love you
Fuente: Musixmatch
Autores de la canción: Dolly Parton
(Wikipedia).
……………………………………..
Sobre el amor del ser humano a Dios es muy conocido el siguiente soneto de autor no confirmado:
Soneto al amor a Jesús-Dios:
No me mueve mi Dios para quererte
El cielo quemen tienes prometido
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
…………………
Dios lo crea todo por amor. Toda la Creación tiene como fundamento último el amor. El amor es el origen y la meta de toda ella. Lo crea, porque lo ama. ¿Por qué lo va a crear, si no fuera por esa fuerza que es Él mismo? Como dice Einstein, el amor es la fuerza más poderosa de todo el Universo. Y lo dice siendo un gran conocedor de las grandes fuerzas que lo rigen.
El amor y su contrario el odio son las fuerzas más poderosas de la vida entre los humanos. Es incluso superior a la fuerza del miedo ante la muerte. Su historia está llena de mártires, que mueren antes de renunciar a su fe. Son muchos los que arriesgan su vida por salvar la de otros, que están en peligro. También amamos a los que ya no existen y que fueron objeto de nuestro amor en vida. Los recordamos y deseamos que estén cerca de nosotros.
El amor traspasa incluso las fronteras biológicas entre las especies de los seres vivos. El perro y el gato, a pesar de la fama que tienen de llevarse mal, pueden llegar a dormir juntos. La leona puede cuidar de un cervatillo. Parece que hasta algunos peces saben lo que es el amor o la amistad con el ser humano. El perro ama a su amo hasta dar su vida por él. Este amor entre criaturas tan diferentes es el reflejo de lo que es el Creador.
Se puede preguntar: ¿Cómo puedo sentir amor a Dios, si no lo veo? ¿Cómo puedo sentir que Dios me ama? Depende de cómo observes su creación, incluida la creación de ti mismo. Nuestra Tierra es como un jardín del Universo. Un lugar cerrado y protegido de los tremendos peligros que lo rodean. Y todo, para que la vida sea posible en él. Todo, también, para que el ser humano, rey entre los vivientes, pueda disfrutarlo y ser feliz en él.
A dios no lo vemos, pero vemos sus obras. Experimentamos sus regalos en la Naturaleza. Vivimos de ella y en ella podemos ser felices. Depende de cómo la observemos, si es que no consideramos tiempo perdida el dedicado a esa mirada tranquila, que abre luces en nuestra mente al revelarnos lo que somos en medio de tantas maravillas.
Si te esfuerzas en ver su amor en cada una de las criaturas, podrás llegar a sentir que Dios está en cada una de ellas y, por tanto, también en ti. Podrás ver que muchas de ellas existen para que tú puedas existir: comes a diario seres vivos, verduras, cereales, tubérculos etc. Puedes disfrutar de los impresionantes fenómenos de su Creación: Volcanes, tormentas, mares y lagos, planetas y estrellas …
También amamos a los muertos que hemos mamado en esta vida y eso que ya no los vemos. La muerte no rompe los lazos del amor habido. Y podemos creer que también ellos nos siguen amando.
Si te esfuerzas, puedes alimentar tu felicidad en esta Tierra a pesar de las desgracias de todo tipo, a pesar de las enfermedades, las guerras, el odio de otras personas, la envidia, la agresividad, etc.
Las fuerzas del mal y el bien las experimentamos a diario. Están en permanente lucha. Tú tienes que optar por luchar con una o con la otra. No vale la equidistancia. Cada una de ellas te dice: “O estás conmigo o estás contra mí”. Los asépticos no hacen amigos. Crean desconfianza. La alternativa es o frío o caliente. La tibieza produce cierta repugnancia.
Tienes que escoger tu camino entre una u otra. Cada una de esas fuerzas te ofrece su propio camino hacia la felicidad. Sin embargo, una conduce hacia una felicidad estable y otra, hacia una felicidad que se desinfla, aunque, con frecuencia y a corto plazo, resulte más atrayente.
La fuerza del Mal te dirá: Aprovecha para ser feliz con los goces materiales de este mundo. Come, bebe, baila, canta y no te preocupes por los demás. Cada uno con su suerte. Si tienes buenas cualidades, aprovéchalas para crecer tú ante la sociedad. Si eres rico procura aumentar tu riqueza y centra tu esfuerzo en protegerla contra la avaricia de los demás. Si eres fuerte, disfruta de tu fortaleza, que los que son débiles y pobres por algo será. Si tienes poder político, vigila para que no te lo arrebaten, porque tu poder tiene muchos candidatos, incluso cuando se trata del poder religioso. Incluso puedes decir (con mentira) que Dios esté de tú parte, porque, si obras en su nombre, aunque sea aparentemente, tu poder será mucho más poderoso. Salva tu felicidad y no te preocupes por la del prójimo. Cada uno que se la busque como pueda. No vas a sacrificarte tú por los demás.
La fuerza del Bien, por el contrario, te dirá: La felicidad material no hay por qué despreciarla, pero no pierdas la conciencia de su fragilidad. Es muy volátil. Es una felicidad a corto plazo. Seguramente ya lo sabes por experiencia propia. Pero es muy tentadora. No te digo que no la disfrutes, si lo haces con moderación; si no perjudicas a los demás y si eres consciente de su provisionalidad.
Disfruta de la Naturaleza, de la música, de cualquier tipo de arte, de tus éxitos sociales, de tus triunfos deportivos o de cualquier otro tipo, siempre que no vayan acompañados de orgullo soberbio o desprecio a los demás.
Desde el punto de vista personal, no envidies a otros, porque tengan lo que tú no tienes. Te sentirás mucho mejor, si reconoces y valoras las cualidades del prójimo, y si te sientes afortunado por lo que tú ya posees.
No seas indiferente ante las necesidades de otros: pobres, desvalidos, enfermos, despreciados socialmente o simplemente débiles, para defenderse a sí mismos. … Procura estar atento cuando otros te necesiten y no regatees tu ayuda, aunque sea a cambio de nada.
Si busques una felicidad duradera sólo para ti y los tuyos, ten por seguro que no la encontrarás. Sólo encontrarás situaciones de felicidad transitorias, que, con frecuencia, dejan resacas amargas.
Son muchos los sabios, que atestiguan este camino como el más seguro para alcanzar una felicidad que sea duradera, que no esté sometida a los vaivenes de la situación personal de cada momento en esta vida. Es la felicidad de la que las distintas religiones ponen el remate en un Más Allá paradisíaco.
Es la felicidad que está por encima de la enfermedad, del dolor, de la envidia del prójimo, de las riquezas y del poder, sea político o religioso, del desprecio por parte de los demás y de todo tipo de injusticias, que se cometan contra ti. Esa felicidad nadie te la podrá arrebatar.
El gran filósofo griego habla de los filosofía como un camino hacia la felicidad:
De la Carta de Epicuro a Meneceo
(La filosofía es cosa de todos y de todas las edades.
Es el camino para la felicidad)
Que ninguno por ser joven vacile en filosofar,
ni por llegar a la vejez se canse de filosofar.
Pues no hay nadie demasiado prematuro
ni demasiado retrasado
en lo que concierne a la salud del alma.
El que dice que el tiempo de filosofar
no le ha llegado
o le ha pasado ya,
es semejante al que dice
que todavía no ha llegado o que ha pasado ya
el tiempo para la felicidad.
Así que deben filosofar tanto el joven como el viejo;
éste para que, en su vejez,
rejuvenezca en los bienes por la alegría de lo que ha vivido;
aquél para que sea joven y viejo al mismo tiempo
por su intrepidez frente al futuro.
Es, pues, preciso que nos ejercitemos
en aquello que produce la felicidad,
si es cierto que, cuando la poseemos, lo tenemos todo
y, cuando nos falta, lo hacemos todo por tenerla.
Si buscas la felicidad, primero tienes que saber cómo encontrarla. Tienes que escoger el camino.
La felicidad
Si la buscas en ti mismo, no la encontrarás
Si la buscas en las riquezas, poco te durará.
Si la buscas en el poder, muchos enemigos tendrás.
La riqueza excesiva te hace esclavo de ella misma.
El poder te produce temor a perderlo
y el temor no es compatible con la felicidad.
………….
La encontrarás en los demás,
ya sea porque los amas y te aman,
ya sea porque les ayudas cuando te necesitan.
Amar al prójimo como a ti mismo
es el gran mandamiento de Jesús de Nazarez.
(Avelino)
…………….
Hay un refrán que dice: “Haz el bien y no mires a quién.”
Sin embargo, cuando los primeros cristianos, siguiendo el mandato de Jesús, daban generosamente a los necesitados, aparecieron los aprovechados de turno hasta tal punto que se impuso este consejo:
Que tu mano derecha no se abra
hasta que tu mano izquierda
sepa a quién lo das.
…………..
De una cosa puedes estar seguro: Donde reina el odio y la envidia no puede haber felicidad.
La felicidad no siempre se tiene.
Hay momentos difíciles.
Con frecuencia se necesita ayuda y hay que buscarla.
La vida es lucha y sin lucha, nada se alcanza.
(Avelino)
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